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La Postura de Superhéroe

El poder de tu cuerpo para aumentar la confianza

A veces nos topamos con pequeños hallazgos en las redes que pueden resonar profundamente y ofrecernos algo inesperado para nuestra vida diaria; como tal es el caso de un episodio memorable de Grey's Anatomy, donde la doctora Amelia Shepherd, al enfrentarse a una cirugía de 17 horas para extraer un tumor cerebral, adopta una postura que proyecta determinación y confianza: “la postura de superhéroe.” Con sus pies firmes, manos en la cintura y pecho hacia adelante, evoca la imagen icónica de la Mujer Maravilla. Este simple gesto físico es su herramienta para manejar la presión de una situación crítica, y lo que parece solo un detalle de actuación, en realidad tiene un fuerte respaldo científico.

La técnica del “power posing,” introducida por la psicóloga social Amy Cuddy, ha demostrado que adoptar posturas seguras y expansivas puede afectar nuestro estado emocional, reduciendo la ansiedad y fomentando la claridad mental. Según la investigación de Cuddy, una postura de poder sostenida durante dos minutos tiene el potencial de disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y de aumentar la testosterona, asociada con la autoconfianza. De este modo, el lenguaje corporal no solo afecta cómo otros nos perciben, sino también cómo nos percibimos a nosotros mismos, influenciando así nuestra mente y nuestras emociones en momentos cruciales.

Para Amelia, este acto simbólico es una estrategia psicológica en la que adopta una identidad fuerte y decidida antes de una tarea que requiere concentración, valor y precisión. Aunque el quirófano es el contexto dramático de la serie, la metáfora puede trasladarse a nuestra vida diaria en momentos en que enfrentamos desafíos personales o laborales. Al igual que Amelia, todos podemos recurrir a esta postura para abordar situaciones de estrés, inseguridad o temor con una mentalidad renovada.

La importancia de esta postura radica en la conexión mente-cuerpo. A menudo, cuando nos sentimos vulnerables o inseguros, nuestra postura refleja esos sentimientos: hombros encorvados, mirada baja y manos nerviosas, gestos que comunican nuestra falta de confianza. Pero al cambiar intencionalmente nuestra postura, al hacerla más expansiva, nuestro cerebro recibe el mensaje de que somos capaces y fuertes. Esta es una manera en que el cuerpo y la mente interactúan para construir seguridad, y practicarla regularmente puede ayudarnos a desarrollar una mayor resiliencia y autoestima.

En el día a día, esta postura puede ser útil en situaciones comunes. Imaginemos, por ejemplo, a alguien que se enfrenta a una entrevista de trabajo. Justo antes de entrar, en lugar de mirar al suelo repasando sus nervios, esa persona puede tomarse un momento para colocarse de pie, con las piernas firmes, el pecho hacia adelante y las manos en la cintura. Este breve instante, más allá de ser una postura, es una afirmación de que tiene el control y que merece estar allí. En este sentido, se convierte en un acto de autoafirmación, una manera de recordarse que posee las habilidades necesarias y que puede enfrentar cualquier pregunta con seguridad.

Otra situación en la que esta postura puede ser de ayuda es antes de una conversación difícil, ya sea en una relación personal o en el trabajo. La postura de poder puede prepararnos para expresar nuestras ideas y sentimientos con claridad y respeto. En estos momentos, la pose no solo fortalece la confianza sino que promueve un estado mental más estable, ayudándonos a comunicar con calma y efectividad. Este breve momento de empoderamiento físico antes de entrar en una conversación desafiante actúa como una especie de ritual de preparación emocional y mental.

El impacto de esta práctica, al principio simbólico, puede ampliarse y convertirse en una herramienta de autoconfianza a largo plazo. Al incorporar estos momentos de poder en nuestra rutina diaria, comenzamos a vernos a nosotros mismos con una luz más positiva, desarrollando una identidad en la que nos percibimos como capaces y merecedores de lo que buscamos. Para alguien que practica deportes, por ejemplo, puede ser un excelente ejercicio de visualización antes de una competencia, recordándole que su cuerpo está listo para el reto. O para quienes tienen presentaciones en público, esta postura puede ser un recurso de preparación final antes de salir al escenario, ayudando a calmar los nervios y a centrar la mente en el aquí y ahora.

Más allá del ámbito personal, asumir una postura de poder puede tener beneficios en cómo los demás nos perciben. Personas que asumen posturas más abiertas y expansivas son percibidas como más confiadas, lo cual puede influir positivamente en entrevistas, presentaciones o reuniones. Este impacto no es solo superficial; al comportarnos con autoconfianza, es más probable que las personas respondan positivamente, lo que a su vez refuerza nuestra percepción de competencia.

La postura de poder, entonces, es más que una técnica; es una práctica diaria de autoconocimiento y autoafirmación. Amelia Shepherd nos recuerda, a través de un gesto que puede parecer sencillo, que enfrentar un reto requiere algo más que habilidad: requiere la voluntad de creer en nosotros mismos, de adoptar una postura física y mental que nos prepare para lo que está por venir. Esta postura es una herramienta accesible y poderosa para todos, un recordatorio de que, en cualquier situación, somos capaces de asumir nuestra propia identidad de "superhéroe" y enfrentar lo que venga con la confianza de que tenemos los recursos internos para salir adelante.

https://www.youtube.com/watch?v=cdNDa-cUrtM